Hacía ya una semana que no salía el sol. El lunes pasado comenzó el diluvio y durante todos esos días, llovieron verdaderos ríos. Muchas zonas del litoral argentino se inundaron. El Río Paraná pasó de los 5 metros por la crecida, que coincidió con este pequeño tifón, y llegó cerca a los 5,3 metros. La ciudad de Santa Fe no solo se inundó en gran parte, sino que quedó inundada al anegarse todas las rutas y autopistas. Más al sur, cayó granizo en muchas partes, y las localidades que no quedaron aisladas sufrieron inundaciones parciales. Yo mismo tuve el agua a pocos centímetros de entrar en mi casa, y todo mi barrio se levantó para ayudar y se preocupó, como en la última inundación de 1986 (yo era un niño) en donde perdimos tanto... Tres veces llegó el agua casi a mi puerta: lunes, miércoles y viernes.
En un fenómeno climático nunca visto, durante toda esa semana llovió torrencialmente, registrándose a veces 300 mm en pocas horas. En toda la zona llovieron, en cuatro días, unos 485 mm, lo correspondiente a 6 meses. Ni hablar de las consecuencias: en Santa Fe, la capital de la provincia (que se inundó igual que en 2003, ya que los políticos siguen sin hacer nada y sin ser castigados por la justicia), hay unos 30.000 evacuados. En las islas del Paraná, frente a nuestra costa, el agua ha cubierto casi todo, perdiéndose grandes cantidades de animales, al igual que en otras partes se han perdido cosechas.
En Rosario, mi ciudad, primero se evacuó un barrio, luego otro, luego otro. Los evacuados fueron primero al Batallón 121 de comunicaciones, una dependencia del Ejército Argentino que generalmente se usa en estos casos. Luego fueron a estadios de fútbol o a otras partes. Si bien la ciudad no corría peligro, muchas familias se vieron desplazadas, perdieron casas humildes, ropa, muebles... Yo y mi familia sabemos personalmente lo que es eso.
Hoy, 2 de abril de 2007, finalmente vimos el sol, por primera vez en una semana. Hoy, aniversario número 25 del desembarco en las Malvinas, que generó una guerra tan dolorosa.
Hoy, al igual que los días anteriores, asistiendo a los evacuados que a veces habían perdido todo, estaban los veteranos de Malvinas.
Ellos siguen peleando su guerra, aunque algunos la den por perdida. Esperemos que este sol, después de una semana de lluvia, frío y viento, como el que ellos tuvieron en las islas, sea una buena señal, de que Argentina está comenzando a recordarlos cada vez más y mejor.
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