Los Tigres Voladores de Chennault eran un grupo de aviadores voluntarios que EEUU puso a disposición del gobierno chino para hacer frente a los bombardeos japoneses. Fueron la primera unidad en luchar contra los japoneses, ya que comenzaron sus actividades antes de que este país atacara Pearl Harbor a finales de 1941.
Estos valientes pilotos provenían del Ejército, la Marina y los Marines. Para ellos su jefe no pudo conseguir nada mejor que 100 cazas P-40 Tomahawk, que formaban parte del programa de Préstamo y Arriendo de material bélico. Los británicos habían rechazado estos aparatos debido a que su experiencia de uso contra cazas alemanes había demostrado que eran muy vulnerables.
A mediados de 1941 los aparatos y los hombres fueron enviados a China, en donde se comenzaron a idear tácticas adecuadas para su uso coordinado. El avión en sí no era malo; de hecho era rápido en vuelo recto, pero al estar muy blindado era lento para recuperarse de los giros. Por lo tanto lo mejor era no enfrentarse a un caza enemigo en duelos individuales; hubo que diseñar un abanico de tácticas para poder compensar sus debilidades.
Pensando en darles un golpe psicológico a los japoneses, los aviadores tomaron como base la idea de un escuadrón británico que pintaba los morros de sus aviones con bocas de tiburón. El P-40, gracias a la enorme toma de aire ubicada debajo de la hélice, era el avión perfecto para esta idea. Los pilotos se pusieron como nombre Tigres Voladores, y un dibujante de la Disney diseñó su logo, un tigre de Birmania con pequeñas alas que saltaba a través de una V de la Victoria (aunque como podrá verse, a veces la V no estaba presente en los aviones).
Los P-51 Mustang también tenía dientes... al menos a veces. |
El 20 de diciembre de 1941, con Japón y EEUU ya en guerra, un grupo de bombarderos japoneses se aproximó a atacar impunemente Kunming, en el extremo más alejado de la Carretera de Birmania. Eran 10 aviones Mitsubishi bimotores, cargados con bombas de 225 kilogramos, que volaban 500 kilómetros desde Hanoi. Era normal que estas formaciones se ensañaran con ciertas ciudades o bases, bombardeándolas al menos una vez por día para destruir tanto la moral como la ciudad misma. Hasta ese momento, los chinos no tenían ni siquiera armamento antiaéreo para asustarlos, de manera que volaban sin escolta, a 1.800 metros de altura.
Unos 50 kilómetros antes de su blanco, los primeros cuatro Tigres Voladores aparecieron. Los pilotos japoneses hicieron lo mejor que se les ocurrió: lanzaron sus bombas y dieron la vuelta. Eran aviones rápidos y aparentemente los dejaron atrás, pero en ese momento aparecieron 10 Tomahawks más, también pintados con amenazantes bocas de tiburón. Solamente un avión japonés logró volver a la base, donde seguramente anunció que los cielos de esa región ya no eran seguros para aviones sin escolta. Los Tigres, por su parte, dieron pasadas triunfales sobre su base.
Una más que imponente visión en vuelo de los P-40 Tomahawk de los Tigres Voladores. Aquí también puede verse que las bocas eran ligeramente diferentes. |
Este es el colmo de la boca de tiburón que ha vuelto de donde partió. |
No hay comentarios.:
Publicar un comentario