Ayer tuve nuevamente el gusto y el honor de asistir a las muestras de maquetismo militar y civil que se organizan periódicamente en el Centro Cultural Bernardino Rivadavia. Como siempre, la he pasado genial con aquellas maquetas de todo tipo.
Tanques, aviones de todo tipo, dioramas, modelismo naval de todas las épocas, modelos de fantasía o ciencia ficción, ejércitos para wargames... todo eso junto, con una calidad y cantidad apreciable. Realmente recomendable para todos, lamentablemente a veces (como ayer) el clima no acompaña y falta algo de gente, o no se enteran todos los que deberían. Pero es una salida hermosa para la familia, novia y amigos, pasar un rato ahí, ya que encima la entrada es totalmente gratuita.
Yo fui como siempre invitado por un amigo que está en la parte de wargames, integrada por personas de lo más cálidas y versadas en historia militar de casi cualquier época. Una vez más me invitaron a jugar, pero yo no tenía tiempo... lamentablemente, porque iban a comenzar un juego de estrategia naval, a cañonazo limpio, entre ingleses, españoles y franceses. Y como tenía solamente dos o tres horas, y sabía que esas cosas suelen pedir más tiempo, pues tuve que rehusar.
Como siempre aprecié una enorme, enorme calidad en las maquetas, de todo tipo. Una de las más llamativas era la cabeza de un Depredador, casi a tamaño natural, en gesto desafiante. Los modelos de tanques, actuales y de la SGM, eran muchos y algunos eran interesantes además como representaciones de piezas únicas o poco conocidas. Esta vez hubo menos dioramas, y algunos los recordaba del año pasado, pero donde faltó eso, sobraron muestras de wargames y figuras pintadas.
Ah, y me fui con la satisfacción, el orgullo, de que me felicitaran por un libro que mi amigo me obligó a llevar, luego de verlo el jueves a la noche. Un libro muy especial, sobre el cual hablaré luego, que realmente es una joya dentro de mi naciente biblioteca de historia militar.
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