Si decimos que Perón era nazi, parece una exageración (aunque muchos fuera de Argentina no lo creen así). Sí era, según muchos, filonazi; tenía sin lugar a dudas una forma de hacer las cosas muy similar a los gobiernos autoritarios de Alemania e Italia, que él tanto admiraba públicamente.
Si decimos que el peronismo es un movimiento paramilitar, parece una exageración (y posiblemente lo es). Sí es, creo yo, un partido político paramilitar, y es una de las creencias que los hechos siguen fortaleciendo. Hechos como los que están pasando ahora en Argentina.
El peronismo es un movimiento político que se apoya en la Lealtad. No por nada su máximo día es el Día de la Lealtad. ¿Hacia la patria, o algo así? No, hacia un líder. Incontables son los ejemplos en donde la palabra leal es usada para alabar a otro. También escuché muchas veces la palabra coraje, valor, valentía... palabras bastante militares, usadas para ensalzar a la actual presidenta de los argentinos.
El peronismo es un movimiento político paramilitar. Se basa en la obediencia, en el cerrar filas. Se critica a la Unión Cívica Radical de dividirse constantemente; el peronismo es su reflejo invertido, porque nunca puede dividirse. Desde hace tiempo es una bolsa de gatos amorfa, que incluye a todo tipo de ladrones, neoliberales, montoneros y quien sabe qué más cosas. Nunca pueden resolver el tema de su identidad, porque la identidad no es importante como un hecho, sino como una persona. La identidad es el líder, ese que engendra la lealtad.
¿Y qué se supone que hace el resto, el que no es leal? Es un antiperonista. El discurso de peronistas-antiperonistas de hace medio siglo fue fundado por los peronistas mismos, en su continua búsqueda de identificarse contra un otro, y no con referencia a otro.
De manera que, cuando el actual gobierno toquetea el índice de precios para decir que no hay inflación, los medios y las amas de casa que se quejan son antiperonistas. No importa que nadie crea fácticamente en un índice de inflación casi nulo: todos los días la comida y los servicios no paran de subir. Los alquileres están por las nubes y cada tanto se disparan los precios de las cosas más básicas. No, pero el que se queja es un mentiroso y un antiperonista, porque no es leal. Porque no ve lo que el líder quiere que veamos.
Argentina nunca saldrá adelante mientras haya peronismo. Este movimiento parapolítico y paramilitar concibe la política como enfrentamiento, no como diálogo. No puede buscar democracia, debe buscar dominación. La demostración más patente: la presidenta insultando a los agropecuarios que ejercen su derecho a hacer paro.
Como movimiento político, el peronismo está terriblemente teñido de conceptos militares, y por lo tanto, autoritarios. Son cientos los ejemplos de funcionarios que opinan una cosa y hacen otra porque así lo manda la superioridad: el más patente es el del actual ministro de Economía, que en su libro dijo que las retenciones al agro debían ser mínimas, y ahora las aumenta al 44%. ¿Porqué no renuncia, como lo hacen los funcionarios de todo el mundo cuando el superior exige algo con lo que no se está de acuerdo? Pues por eso mismo, porque los convertiría en antiperonistas, y peor aún, un antiperonista traidor, para más escarnio.
Obediencia y lealtad son conceptos militares. Los comprendo y los alabo, porque en ellos se ha ido la vida de miles de valientes defendiendo sus ideales. Los comprendo y los alabo dentro de la parcela militar que toda sociedad tiene. Pero afuera de esa parcela, son dañinos para la democracia, y hay que erradicarlos como la plaga.
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