Matemáticamente, es algo que no se puede hacer. Las computadoras se paran cuando eso pasa. O sea, es una barrera infranqueable.
En política, la barrera no es infranqueable pero si es recomendable no hacerlo.
Dividir al país.
Ahora pasa en Argentina. Mejor dicho, ya viene pasando desde 1946. Pero ahora es peor.
El ahora mal llamado peronismo y el verdadero peronismo siempre han dividido. En primer lugar, porque proponían opciones que molestan a algunos sectores. Eso se entiende. Lo que no se entiende y no puede apoyarse es la mentalidad militarista de lo que debería ser un partido político.
Sería mejor no irme por las ramas con el tema del pasado, porque en realidad ahora tengo muchas cosas que decir y no alcanza. Diré esto, más o menos.
Ayer, el partido kirchnerista, que está en el poder, dio su propio golpe de estado. Básicamente, dijo que hay un amplio sector de la población que es "golpista". Siguiendo con su paranoia de la lucha de clases y con que algunos sectores agrarios apoyaron, en el pasado, a ciertos golpes de estado militares, dijeron que los ruralistas que piden una mejor política agraria y, principalmente, la rebaja de retenciones a las exportaciones de soja que son confiscatorias, son golpistas.
El domingo 25 de mayo, en mi hermosa ciudad de Rosario, entre 200 mil y 300 mil personas se amucharon frente al río, en el Monumento a la Bandera, para reclamar por lo suyo y para exigirle a la presidente que mire para acá, y no para donde quiere. Supongo que todos ellos son golpistas. A pesar de que solamente había banderas argentinas y no, como en los actos partidarios del gobierno (que son todos partidarios), en donde las banderas de todos colores identificaban a fracciones gremiales en lucha por el poder (se tomaron a golpes antes del acto, de hecho, como pasa siempre).
Supongo que soy golpista, según la denominación estatal. O estamos con ellos o contra ellos, dicen. Creo haber escuchado eso en boca de alguien más. No me acuerdo del nombre.
Pero es así. El peronismo y las siguientes ideologías que han cooptado su estructura organizativa (el menemismo, ahora el kirchnerismo) se caracterizan por dividir. Hacen que la política sea un campo de batalla. O nosotros o la muerte a manos del enemigo (los otros partidos). Solo sirven para gobernar, pero en realidad, tampoco sirven para eso porque gobernar no es dividir. En la oposición no pueden estar, porque su monopolio de los gremios (los cuales les deben obediencia ciega) le hace la vida imposible a los demás (en Rosario y en Santa Fe, con la victoria socialista, ya lo estamos viendo).
El problema es que llega un punto en el que se divide por cero. En otro momento, claro, estaban las fuerzas armadas golpistas, quienes fueron responsables de algo que no debió suceder. Ahora no, ahora no hay intereses de ese tipo. ¿Qué pasará entonces? La lucha de pobres descontentos contra pobres ideologizados, algo que ya se venía venir.
Lamentablemente, creo yo, habrá que resetear la computadora luego de esa división fallida. País nuevo. No me preocupa, porque la historia política de la Argentina se ha escrito más con sangre que con tinta. Lo que espero es que nos quitemos, algún día, esta rémora del pasado que es la estructura para-política y para-militar del mal llamado peronismo (el verdadero murió con el General, quien para bien o para mal no puede resucitar).
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