Hacia fines del siglo XIX, las grandes naciones occidentales peleaban por conseguir influencia en los últimos territorios explorados, principalmente los ubicados en el Pacífico Sur. En esta situación, hubo numerosos incidentes diplomáticos y hasta militares entre naciones europeas y EEUU, pero el protagonizado por fuerzas alemanes y estadounidenses en Samoa es uno de los más curiosos.
En marzo de 1889, una fuerza naval alemana capturó un pueblo de este archipiélago. Al hacerlo dañó bienes y propiedades estadounidenses. Como respuesta, este país envió una fuerza naval para evitar mayores perjuicios a sus ciudadanos. Alemania, alertada y con deseos de expandir su dominio en la zona, envió también su contraparte. Todo hacía presagiar un enfrentamiento en gran escala, que incluso podría llegar a una guerra.
Pero quiso la casualidad que ambas escuadras llegaran en mal momento. Por parte de los estadounidenses, estaban el USS Trenton, el USS Vandalia y el USS Nipsic. Los germanos enviaron al SMS Adler, el SMS Olga (en la foto, en 1902) y el SMS Eber. Nada curiosamente, un buque británico, el HMS Calliope, estaba en la zona para observar lo que iba a suceder y tener noticias confiables, además de una visión del potencial de combate de ambas escuadras.
Durante el viaje hasta Samoa, los marinos vieron todos los signos de la aproximación de una gran tormenta; era época de tifones, y no era la primera vez que esto sucedía en esa zona. Grandes vientos y un oleaje más pesado complicaron su desplazamiento. Sin embargo, se dice que por un exceso de orgullo, estas señales fueron ignoradas. Los expertos marinos debían saber que la mejor manera de sobrevivir a un tifón es quedarse en el mar abierto.
Pero la presencia de fuerzas potencialmente enemigas les hizo cambiar de idea. Alejarse del puerto podía verse como una forma de cobardía, de alejarse del objetivo; también podía ser una pérdida táctica, porque el enemigo podía tomarlo y controlarlo con anticipación. Por otra parte, el puerto de Samoa era el peor lugar para pasar la tormenta; no tenía ninguna forma de protección, ni escollera, ni tierras altas que cortaran los vientos. Era simplemente una superficie plana: un lugar en donde el viento y el agua correrían libremente, volcando barcos a voluntad.
Y esto fue lo que sucedió. Mientras los buques mercantes partían con anticipación para enfrentar la tormenta en alta mar, los seis buques de guerra se dirigieron al puerto. En el último momento, el HMS Calliope se retiró, comprendiendo su comandante el riesgo que corrían. Fue el único que salió sin daños; a duras penas pudo salir de puerto, en parte gracias a que era un buque moderno y bastante pesado.
Los demás tuvieron daños de diferente tipo, incluyendo muchas pérdidas humanas. En el lado estadounidense, el USS Trenton fue arrojado a la playa, y luego tomado por el mar, que lo lanzó contra un arrecife a las 22 horas. Afortunadamente casi toda su tripulación sobrevivió (hubo un muerto), pero no fue así en otros casos. El USS Vandalia fue lanzado al mismo arrecife, pero con peor suerte; su tripulación quedó atrapada durante un día y una noche, sin poder escapar, y en el proceso 43 tripulantes murieron. El USS Nipsic fue lanzado hacia la playa a gran distancia de la costa, sufriendo la pérdida o muerte de 8 tripulantes y quedando con el interior completamente destrozado. Fue el único que pudo ser reflotado y reconstruido.
Lo peor se lo llevaron los buques germanos. El SMS Olga fue lanzado hacia la playa, bastante destrozado, escapando su tripulación a terreno elevado, donde lograron sobrevivir. Sin embargo el SMS Elber y SMS Adler (en la foto) fueron arrastrados por las primeras y más fuertes olas, que los hicieron chocar entre sí, haciéndolos hundir a causa de los daños y el incesante movimiento. 96 tripulantes del Adler murieron, y ambas naves se perdieron para siempre.
Para completar la tragedia, seis buques mercantes que no habían salido del puerto también se hundieron, haciendo que la cifra de muertos pasara de los 200.
Como irónica consecuencia, el conflicto armado que pudo haberse suscitado no tuvo lugar. Los comandantes de ambas escuadras tuvieron que firmar un armisticio forzoso: no había buques con qué combatir, de manera que se declaró un "empate".
Tres años más tarde, un acuerdo tripartito dividió en dos el archipiélago, quedándose los alemanes con la porción más grande. Actualmente, y debido a los acontecimientos del siguiente siglo, Samoa Americana (la porción que quedó bajo la influencia estadounidense) es territorio estadounidense no incorporado.
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