Luego del desembarco en Normandía, el terreno conocido como bocage le trajo muchos problemas a los aliados. Una mezcla de pantanos, granjas, bosquesillos y tierras abandonadas, separadas por setos de arbustos o montículos de tierra sobre un territorio de colinas y depresiones confundía a los soldados sobre su verdadera posición. El reconocimiento aéreo había calculado que se trataban de setos de uno o dos metros de altura, pero muchos de ellos tenían siglos de antigüedad y eran totalmente impenetrables e imposibles de escalar; ni siquiera los tanques podían pasar sobre ellos.
En este lugar, los soldados se perdían fácilmente, los vehículos no podían avanzar y la coordinación del fuego de artillería se hacía así cada vez más difícil. Se sabe que al menos en una ocasión un observador de artillería solucionó el problema ordenando abrir fuego sobre lo que se creía que era su propia posición, para luego ver dónde caían realmente los proyectiles.
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