Durante la batalla de Austerlitz, el 2 de diciembre de 1805, ocurrió un hecho curioso que quedó grabado en la historia militar.
Luchando el ejército de Napoleón contra las tropas del emperador Alejandro I de Rusia y de Francisco II de Austria (por lo que se la conoció como "la batalla de los tres emperadores"), el genial militar francés logró, con hábiles maniobras, confundir y separar ambas formaciones, atacándolas por separado. Parte de las fuerzas rusas fueron empujadas hacia una zona de estanques de agua congelada. El penetrante calor del "sol de Austerlitz" provocó el debilitamiento de la capa de hielo sobre las que combatían las tropas rusas, que no podían romper el cerco francés pero resistían encarnizadamente.
Hacia el anochecer, muchos soldados rusos intentaron escapar por los pantanos congelados, rompiéndose en muchas partes el hielo a causa del peso. En un arrebato de astucia estratégica, Napoleón ordenó a su artillería que abriera fuego contra la capa de hielo, apresurando así la muerte de muchos enemigos.
Las consecuencias fueron importantísimas para el desarrollo de la campaña. El Imperio Ruso perdió 10.000 hombres, y 6.000 las fuerzas austríacas. Esta última nación se vio obligada a firmar la paz con Francia, retirándose de la alianza que varios países europeos habían firmado para luchar contra el Imperio Napoleónico.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario