En este sentido, uno de los mejor pagados fue posiblemente el albanés de nombre Diello, que trabajó para los alemanes durante la Segunda Guerra Mundial por unos 5 meses, recibiendo a cambio 500.000 dólares en libras esterlinas (una cifra que, en la época, significaba muchísimo más que ahora). Su nombre clave era Cicerón, y su trabajo era microfilmar documentos de la embajada de Inglaterra en Turquía; Diello era mayordomo del embajador y se había ganado su confianza pacientemente. Cuando fue descubierto, solamente lo despidieron, pero le dio a Alemania importante información sobre lo que pretendían hacer los Aliados.
Sin embargo, hubo en esto una serie de ironías históricas. A Cicerón se le pagó con libras esterlinas falsas, fabricadas en masa por parte del gobierno alemán (a través de las SS), en un esfuerzo por debilitar la estructura económica de Inglaterra. Si bien las primeras copias eran muy malas, se hicieron muy buenas con el tiempo, llegando a ser indetectables. De todas maneras, los ingleses supieron usar los movimientos de Diello y sus monedas falsas para descubrir otras redes de espionaje en países neutrales o amigos.
Pero allí no terminó todo. En 1949 Cicerón presentó una denuncia contra el gobierno alemán por la causa de las libras falsas, una actitud lógica, pero realmente pintoresca en medio de todo el asunto. Mucho del asunto fue desclasificado en 1992, 50 años luego de sucedidos los acontecimientos. De allí se pudo saber que en realidad, de toda la información que Diello había dado a los alemanes, solamente un 15% había resultado ser verdadera.
Gracias por la información y la corrección a José Luis Montero de Ahumada
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