Hasta 1938, Alemania tuvo una misión militar en China, adiestrando los soldados del general nacionalista Chiang Kai-shek. Desde 1928, estas tropas estuvieron enseñando a los chinos el arte de la guerra, incluso suministrándoles indumentaria como cascos y artillería.
Lo curioso es que existía una extraña relación entre todos los actores. China estaba pasando por una guerra civil, ya que el gobierno nacionalista estaba luchando contra los comunistas (esta fue, posiblemente, la razón por la cual Alemania continuó ayudando a este país al llegar Hitler al poder). Por otra parte, China y Japón entraron en guerra a mediados de 1937.
En 1938, bajo la presión diplomática de Japón, Alemania aceptó dejar de adiestrar a los chinos. En 1940, Japón se integraría al eje Roma-Berlín. Sin embargo, el daño ya estaba hecho, y lo enseñado a los chinos ayudó grandemente a resistir al invasor.
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