Robert Fulton, conocido por su éxito comercial con el barco de vapor, se metió en asuntos militares antes de su conocido proyecto. Desarrolló un "barco sumergible" que pensó que podía ser usado para poner cargas de explosivos en los cascos de los barcos enemigos, por debajo de la línea de flotación.
El mismo Napoleón Bonaparte llegó a alentar al inventor norteamericano, pero dejó de apoyarlo después de que Fulton invirtiera todo el verano de 1801 tratando de alcanzar un barco británico, obviamente sin éxito. Entonces, Fulton recurrió a los británicos, quienes autorizaron un ataque contra la flota francesa en Boulogne. Los torpedos no funcionaron.
De nuevo en Nueva York, el inventor logró torpedear un barco en una demostración, pero los Estados Unidos tampoco mostraron interés por el invento.
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