Cuando a principio de siglo los barcos usaban palomas para comunicarse con la costa, en 1924 los japoneses dieron un paso adelante. Un informe en un periódico afirma que una paloma, metida dentro de un contenedor sellado, fue expulsado desde un submarino sumergido hacia la superficie, usando el tubo de torpedos. El experimento fue exitoso: la paloma sobrevivió, salió a superficie, voló y entregó el mensaje.
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