Este record está un poco en disputa, si tenemos en cuenta que hubo varios tanques que compiten en diversas categorías de peso, longitud, altura, etc. Además, tenemos que tener en cuenta que algunos nunca entraron en producción ni se usaron en combate. Sin embargo, podemos mencionar a tres de los más grandes:
En primer lugar, tenemos al Maus (Panzerkampfwagen VIII), diseñado por Alemania al final de la Segunda Guerra Mundial. Esta mole de 188 toneladas debía tener dos cañones montados en una misma torre (uno de 128 mm y otro coaxial de 75 mm, además de una ametralladora de 7.92 mm). Un motor de 1.200 HP sólo podía impulsarlo a 13 km/h, y tenía una autonomía de 160 km en carretera. Medía 10,09 metros de largo, 3,67 de ancho y 3,63 de alto. La mayor parte de su peso era blindaje, pues estaba pensado para ser invulnerable a cualquier arma antitanque que pudieran crear los Aliados.
Sin embargo, su principal enemigo fue el sentido común. Solamente se lograron construir dos prototipos, y estos demostraron los enormes problemas mecánicos, logísticos y de otro tipo que implicaba el uso de semejante vehículo. Uno de ellos era el hecho de que, de tener un problema mecánico, se hubiera requerido de dos tanques similares para rescatar al averiado. Cuando la guerra terminó, todavía se continuaba su desarrollo. No hay datos que confirmen fehacientemente que uno de los dos prototipos haya disparado sus armas (sólo uno tenía una torre operativa), y ambos fueron capturados por los soviéticos en su avance hacia Berlín. Actualmente uno de ellos puede verse en el museo de Kubinka, en Rusia.
Aunque la Alemania Nazi diseñó varios otros modelos de supertanques, ninguno de ellos pasó de la etapa de boceto en un tablero de dibujo.
Los otros dos tanques que compiten por el record, aunque no son contemporáneos, entraron en combate y rondan las 70 toneladas (un peso al que los tanques actuales se están acercando).
El primero y más conocido es el Tiger II (Panzerkampfwagen VI Ausf. B, también conocido como Königstiger o King Tiger). Con una longitud de 6,4 metros (10,286 si contamos el largo del arma), un ancho de 3,755 metros y una altura de 3,09 metros, tenía 5 tripulantes. En su versión final, pesaba poco menos de 70 toneladas.
Su producción no alcanzó las 500 unidades, y estas se encontraron con muchos de los problemas de sobrepeso de otros proyectos alemanes de la época. Como la fabricación fue apresurada, no se hicieron las suficientes pruebas, de manera que la suspensión, el motor y otras piezas motrices tenían a fallar definitivamente al poco tiempo de uso, resultando en muchos Tiger II destruidos por sus tripulaciones o capturados por el enemigo. De esta manera, su influencia en la Segunda Guerra Mundial, que estaba concluyendo para ese entonces, fue mínima.
Sin embargo, teniendo en cuenta el factor tamaño y tripulación (y sin olvidarnos del peso), podemos poner como ganador del record al FCM Char 2C francés. Desarrollado luego de la Primera Guerra Mundial, entró en servicio en la década de 1920, y fue usado, con poco éxito, durante el siguiente conflicto. Aunque solamente se construyeron 10 unidades, sus dimensiones han quedado en la historia.
Tenía un peso en orden de combate de 70 toneladas, portando un cañón de 75 mm (el más grande de la época para un tanque) y cuatro ametralladoras, con una gran provisión de munición para todas las armas. Había espacio de sobra: medía 10,27 metros sin contar el cañón (o 12 metros si se cuenta un patín trasero, diseñado para cruzar mejor las trincheras), 2,95 metros de ancho y 4 metros de alto. El record de mayor cantidad de tripulantes es suyo sin duda: 12 personas estaban a cargo de mantenerlo operativo (un conductor, un comandante, un artillero y un cargador para el cañón, cuatro ametralladores, un mecánico, un electricista, un asistente para ambos y un operador de radio). La enorme bestia, que merecía el sobrenombre dado de acorazado de tierra, requería de dos motores de 250 CV, que sólo podían impulsarlo a una velocidad de 12 km/h en carretera, con una autonomía de 150 km.
Por si fuera poco, antes de la guerra se intentó hacerlos más pesados, colocando una torre con cañón de 155 mm en uno y agregando más blindaje en otro. Ambos intentos pusieron al diseño al borde de las 75 toneladas, aunque solamente quedó operacional el segundo, ya que era el vehículo del comandante de la compañía (todos los tanques prestaban servicio en la misma unidad). Su escasa movilidad y excesivo tamaño los condenaron a una enorme ineficacia: según se sabe, prácticamente todos tuvieron que ser saboteados y destruidos por sus tripulaciones para evitar su captura, ya que eran extremadamente lentos en la fuga y las vías férreas de sus transportes habían sido destruidas. Solamente uno se sabe que fue capturado intacto, pero su destino se pierde en los finales de la Segunda Guerra Mundial, y su paradero es un misterio.
Los franceses también tuvieron otros diseños supergigantes, que no pasaron de la mesa de diseño y algunas maquetas, al igual que sucedió con los alemanes.
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